jueves

Ser feliz o tener un robot emo que se llame José Ramón


Historia 3 (Hermano 1)

Llegué hasta ahí…Peter Capusotto


Su vida parecía una parodia de la canción de Charly yendo de la cama al living, ya que eso era todo lo que hacía.
Sus días transcurrían en un limbo existencial que se sumergía hora tras hora en las sombras del techo. No tenía ambiciones y su vida parecía una página en blanco siempre a punto de ser escrita. Su catalogo de buenas intenciones incluían razones y más razones del porque no más que del porque si. En el oscuro letargo sólo algo movía su interior, el pequeño robot heredado, vaya a saber uno de donde y de quien, que descansaba en un estante olvidado de la pared desnuda.
Su mirada permanecía por horas perdida, enfocada por instantes en el robot cuyo plástico gris se confundía con los sueños raídos que poblaban el cuarto. Única compañía, tutor sin enciclopedia, compañero de juegos inmóviles, el robot parecía ser una pieza más del mecanismo de su vida.
Invadía sus pensamientos, sus pesadillas, su letargo…Dirigía sus movimientos como una cruel imitación de su existencia. Hasta nombre le puso y junto con el nombre le agregó una personalidad esquiva y oscura cual emo creciente de una sociedad vencida.
En su inconsciente imitaba los movimientos rígidos que debían imitarse, imaginaba largas conversaciones trascendentales sobre el universo así como inventaba comidas galácticas basadas en alimentos exóticos envueltos en papel plateado.
Pensaba argumentos irreales de película de clase B a la manera de Ed Wood e hilvanaba canciones en la guitarra eléctrica imaginaria de The Cult.
Las horas comenzaron a parecer menos insulsas y los días un poco más claros y a medida que este cambio sucedía el robot – José Ramón bautizado con coca cola light en la más rigurosa intimidad del cuarto– convertía su gris original en una tonalidad pardo negruzca.
Una mañana entreabrió la ventana porque el aire parecía faltar o sería que José Ramón lo inspiraba todo en larga bocanada y levantó su escuálida osamenta para correr la cortina que estorbaba.
Los cambios se fueron acelerando cada vez más, un día se levantó de la cama y comió en familia lo que causó tremendo sofocón en los allí presentes, otro levantó toda su ropa del piso y decidió lavarla en la pileta del baño con una mezcla extraña de jabón y lavandina que realizaba un efecto más que limpiante, exorcizante.
Una mañana preparó el desayuno para todos los que estaban presentes y milagrosamente, sonrió ante la mirada estupefacta que le devolvía el espejo de la memoria.
Tomó libros de la biblioteca y se metió bien adentro de personajes históricos y de filósofos progresistas.
Tomó una tijera de la cocina y cortó su pelo bien corto, para estar más cómodo según él, y cambió sus zapatos negros por unas maravillosas zapatillas blancas que descansaban muy orondas desde años atrás en el fondo del placard.
Todos estos cambios no pasaban desapercibidos, ni para los integrantes de la casa ni para él mismo y provocaban tímidas sonrisas de esperanza aunque no ausentes de práctico criterio.
Mientras todo esto pasaba, nunca pero nunca dirigió su mirada a José Ramón, que permanecía en el estante juntando polvo y en continua metamorfosis cromática del gris al más oscuro carbón. Allí permaneció olvidado, entre cambios de imagen, inicio de llamadas telefónicas con nuevos amigos, confección de facebook y desenfrenada velocidad de mensajitos de texto a la hora que fuera y a quien fuera.
Dentro de este esquema todo cerraba mucho más para el resto y era un mundo nuevo para él, un mundo con vida, un mundo de movimiento y realidad.
Una mañana, casi sin darse cuenta, en ese momento mágico que se ubica entre el estar despierto y completamente despierto, sintió una mirada en la nuca, algo fuerte y persistente que lo obligaba a girar su cabeza y enfocar su mirada en el estante. Desde allí, José Ramón manejaba los hilos de la servidumbre humana y modificaba sin esbozar sonrisa la practicidad del cambio, de ese cambio que en el fondo nadie quiere pero que es ineludible en personalidades frágiles y autoestimas débiles. Movió sus hilos en silencio, generó nuevamente la sórdida dependencia y desalteró el nuevo ritmo positivo con una sola mirada, ejerció el control de forma sabihonda y consabida.
José Ramón fue sacado del estante y desempolvado en un diálogo de silencios, fue revisado por vez primera con cuidadoso amor y profundo respeto, meticulosamente, con todo el tiempo del mundo, cada línea, cada forma fue examinada a conciencia y con devoción.
Algo faltaba…No se movía, en su espalda, detrás de una puertita mágica permanecía vacío el espacio pensado para la batería, motor y corazón de un emo robot persistente y diabólico en su inocencia.
Fue dejado nuevamente en el estante, lentamente, midiendo cada movimiento, con la suavidad que caracteriza a aquel que jamás rompería algo tan preciado como los hilos de la vida.
Una última mirada desde la puerta pareció encerrar toda una vida de recuerdos infantiles por un lado y de letargo entumecido por el otro, cargado ahora de decisión y de luz. La puerta fue cerrada despacio, como dejando atrás un mundo de miseria.
Sus pasos atravesaron la cocina y el living, pasos rápidos y cortos como la vida misma, dirigiéndose con decisión a la puerta de calle. Desde allí profirió el grito que sonó escalofriante para los que estaban dentro: ME VOY A COMPRAR PILAS.

Después de todo…Nada es para siempre.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Enorme densidad sicológica de todos y cada uno de los personajes. La disfuncionaliadad no sabemos si surge de su naturaleza de "elfos" o de su estructura de personalidad. Como sigue esta historia ?

Virginia Prieto dijo...

Vas a tener que seguir leyendo el blog para saber como sigue y como termina.
No importa de donde viene la disfuncionalidad, el tema es que está
vir

mge dijo...

Uno de los mejores títulos que he leído, sin dudas.

Virginia Prieto dijo...

Gracias!
espero que te guste el resto también.
vir

Marijo dijo...

Ya me voy a buscar donde tiene escondido mi hija su "Jose Ramon"!

Virginia Prieto dijo...

Para marijó: Buscalo y tiralo ya! Son una cofradía peligrosa!!!:)
Gracias por leerme
beso

mario lopez dijo...

Excelente,buenísimo.

Virginia Prieto dijo...

Para mario lopez: gracias!!!

Julia dijo...

muy bueno Vir

Virginia Prieto dijo...

gracias julia!
es mi preferido
y encima existe

Beso

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Las palabras que vas eligiendo para ambientar y describir tus personajes tienen un "colorido" muy particular. Le das mucho ritmo al relato. Me sigue gustando.


Sigo leyendo.

Virginia Prieto dijo...

neogeminis: gracias, me alegro que te vaya gustando...es cierto, son personajes coloridos dentro de su locura
beso

sucedeque dijo...

Son unos textos muy buenos. Tu narración tiene algo que envuelve y cuando acabas el relato, siempre quieres más.
Un saludo. Iria L.

Virginia Prieto dijo...

muchas gracias!
algún día subiré el último capítulo

es algo que tengo pendiente