jueves

Flores nostálgicas a la hora del té

Historia 4 (Hermana 1)

Silencio que no es silencio…Los tipitos


A quién no le gustaría ser como ella, frágil criatura de húmeda mirada y etérea figura que más que caminar parecía deslizar su imagen por los caminos de la vida.
Describirla sería no hacerle honor suficiente a su tímido encanto que llevaba consigo desde su concepción cuando pataleaba con vigor acompasado en el útero materno acompañando con sus movimientos el inicio de su historia y su carácter.
No hablaba mucho, sus palabras justas y medidas eran el corolario lógico a su frondosa imaginación, poblada de figuras en constante movimiento, muñecas parlanchinas, animales enormes y amigos imaginarios para la hora del té.
La escuela era un problema, si, no hay que negarlo. Las largas horas de estudio, sentada y en escucha atenta no eran para ella.
Como interesarse en operaciones matemáticas, en la vida de los próceres (qué sería eso, no?) , en el modo subjuntivo, en cuentos aburridos y olvidables año a año.
La vida era otra cosa…
Verdes praderas con unicornios retozando, árboles de colores pasteles que arrullaban a sus pies, lagos cantarines de melodías y lenguaje dulce e incomprensible, cielos de colores como chupetines deliciosos.
Y los ángeles, sobre todo ellos, firmes y serenos acompañantes en la inigualable hora del té, donde todos y cada uno adornaban la tarde en bandeja de plata, cofia de colores y música de pianola.
Qué fácil columpiarse en la risa de los otros, en el sonido de los pájaros desde el ventanal, en el tintineo de la porcelana de las pequeñas tacitas del servicio de té para muñecas, en las tortas de mentira que parecían reales en su forma y perfección.
Claro que la escuela no era para ella.
Quién podría entender cada uno de sus silencios.
Quién podría captar la mirada de alguien que no mira.
Quién podría interesarse verdaderamente en las obsesiones.
Quién podría estar dispuesto a meterse de lleno en ese mundo mágico e incomprensible de su autismo.
Quién podría hacerle entender a su familia que ella era solamente ella y no su enfermedad o patología.
Qué saben ellos si no pueden disfrutar de cada uno de sus ángeles ni de sus flores rotas en los jarrones de la infancia, de su mesita para el te poblada de amigos imaginarios, única compañía de su soledad autoconvocada por la inercia de los otros.
Qué saben ellos de su soledad.
Qué saben ellos realmente...

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Entro un rayo de luz en la historia, como sigue ? Podrias postear mas seguido ?
Un seguidor

Marijo dijo...

Maravilloso. Conozco a esa persona, tu descripcion es genial!

Virginia Prieto dijo...

Anónimo: Identifíquese!!!jeje

Marijó: Gracias por leerme siempre y comentar. Valoro mucho tus palabras. Beso

Marijo dijo...

Brenda: Volve!!! Te extraño!!

Virginia Prieto dijo...

si, volve y se millones!!!

Anónimo dijo...

tecnicamente sigo sin seguirte por que estas en penitencia. pero estoy enferma lo que me hace ser mas buenita. te quiero vir!! esta es la que mas me gusto so far. xxx Anita

Virginia Prieto dijo...

sabía, aunque no te acuerdes fuiste la primera en leerlo en mi compu y te gustó mucho.
Si no me seguis todo bien, siempre te quiero igual
Y Oli-Cuba too
besito y mejorate

Julia Scarone dijo...

Muy bueno el blog, Virginia!!!! Me encantó!!! Besos, Julia...

Virginia Prieto dijo...

Gracias Julia!!!
Bienvenida!!!
Beso

Unknown dijo...

Muy lindo me ha emocionado mucho, saludos desde el jardín....

Virginia Prieto dijo...

gracias Cesar!
tu blog es excelente
beso grande