jueves

Con la casa a cuestas y el abuelo en el placard

Historia 2 (El padre)

Escúchalas y ven: te están llamando. Thomas Merton


Tres horas manejando todos los santos días para terminar con el mismo stress de siempre, los autos que se enciman unos a otros corriendo la inefable carrera del sometimiento urbano.
Un día más como cualquier otro pero igual en su diferencia, difícil de explicar, más que nada por instinto de supervivencia, por ganas de sentir lo que uno no es.
Empezó a la mañana como un simple ruido zumbón en los oídos, un pegote infernal que parecía un moscardón iridiscente en el medio de la nada.
Y molestaba, molestaba, molestaba…
Qué se hace cuando uno no se banca más un sonido como ese?
Aguantar diría el abuelo, si te gusta el durazno bancate la pelusa, pero la verdad, no daba.
Camino al trabajo el ruido en aumento, llegada al infierno laboral y abejitas socarronas en la aurícula que parecían reírse de mi desgracia cotidiana, ser un simple arquitecto del rescate cultural capitalino, buscador insaciable de instalaciones absurdas, lamedor de traseros elegantes dispuestos a invertir en ridiculeces genuflexas mal llamadas arte.
Pero el ruido, sibilante y puntiagudo, como molestaba!
Y molestaba, molestaba, molestaba…
No sé porque el ruido traía a mi memoria imágenes paganas del pasado, mi infancia con subtítulos y mi inteligencia en conserva. Un aire familiar trocaba todo en evocaciones múltiples de rincones y lugares habitados, de mesas enormes en fiestas decembrinas, de triciclos y bicicletas abandonadas en la vereda, de chismeríos absurdos de comadres gordas abanicadas de rubores y fragancias baratas.
Y el abuelo…también presente en la evocación, desde la pipa y la sonrisa, desde la mecedora en el living consumiendo sus años en una última bocanada de tristeza.
Cric crac cric crac, el golpeteo continuo de su muleta, su silla de ruedas y su camilla de hospital.
Cric crac cric crac, el sonido cual golpe de gotas de lluvia chocando contra el ataúd barato camino al crematorio.
Cric crac cric crac, en la rampa que conducía a ese horno infinito que parecía tragarse todo, enfermedad, huesos y madera de un solo mordisco en su eterno bocado…
Cric crac cric crac y las palabras casi incomprensibles con el último aliento, en un susurro…que lo que quede de mí vuelva al lugar de donde vine…

Tres horas manejando todos los santos días para terminar con el mismo stress de siempre, los autos que se enciman unos a otros corriendo la inefable carrera del sometimiento urbano.
Si al menos el ruido se aplacara un poco, si me pudiera sacar todos los recuerdos de un saque con guillotina, si pudiera olvidarme y enterrar todas las promesas no cumplidas en el fondo del jardín…
Las cenizas que me miran todos los días cuando elijo corbata desde la urna siniestra, el ruido que no cesa y el alma acongojada.
Por qué elegir todos los días el mismo ruido?
Por qué volver siempre a una casa ruidosa, con mujer eficiente incluida de enorme resolución, con sonidos macabros que desgranan el cerebro?
Por qué volver a la rutina de la no discusión, de la sonrisa de plástico y del aislamiento vocacional?
En última instancia, qué somos más que engendros malditos de nuestra más genuina inoperancia y aceptación continua?
Qué somos más que un soplo o hálito divino de nuestro propio fracaso repetido?
Promesas que no se cumplen, penas para siempre.
Será que a uno le gusta vivir penando.

Cric crac cric crac

8 comentarios:

Lorena dijo...

Describiste sensaciones y situaciones que son dolorosas en su perpetuidad y la impresión que generan, cuando nos atrapan esas circunstancias, de que no vamos a poder vivir nunca la vida que queremos y/o que ni siquiera sabemos que queremos. Todos los que pasamos por eso, sabemos cómo se sienten y se viven las imágenes de este escrito.

Anónimo dijo...

reflayero profe
megusto mas queel otro
R.

Anónimo dijo...

No pude evitar sentir el agobio que magistralmente transmitis. Muy bueno. Casi MAGICO !

Esteban

Josefina dijo...

EL DE LA MADRE ES MUY BUENO PERO MUY FUERTE...
EN DEFINITIVA...... ¿ENTENDÍ QUE TERMINA MATÁNDOLA? ¿ES ALGO ASÍ COMO EL EDIPO CON EL PADRE?.... FELICITACIONES.... EXCELENTE!!!

Virginia Prieto dijo...

Para finita: la madre mata a humo. lo del edipo con el padre ( complejo de electra) no se me había ocurrido. Gran idea.
Gracias por leerme!!!

Virginia Prieto dijo...

Para Lorena: Gracias por tus palabras siempre justas y sinceras

Virginia Prieto dijo...

Para R: Bueno, todos son un poco delirantes, es una historia para armar. Gracias por leerme.

Virginia Prieto dijo...

Para anónimo: Gracias por lo que decís. Beso